Reportaje En la ruta del románico de Hipólito de Saa Bravo
Publicado en faro de Vigo el 2-X-1975
Siempre resulta agradable una visita a las tierras de Codeseda, aprovechando la oportunidad de asistir la típica «Rapa das Bestas» que todos los años se celebra en la inmediata Parroquia de Sabucedo, antiguamente vinculada con la de San Juan de Liripio a la jurisdicción temporal que ejercía el que estaba al frente de la Tenencia que el Cabildo de la Catedral de Santiago tenía en la parroquia de Codeseda.
En las Memorias del Arzobispado de Santiago, año 1607 publicadas por Jerónimo del Hoyo se dice que la iglesia de Codeseda perteneció a una comunidad de monjas. Se menciona una inscripción que había en dos piedras que estaban junto a la puerta lateral de la epístola, en la que se hacía memora de la Abadesa Mariana en la Era M.CC.II. que corresponde a año 1164, fecha que al parecer se repetía en otra piedra que estaba sobre la puerta de la iglesia y que sin duda está relacionada con el origen de la iglesia y con la religiosa que estaba de Abadesa cuando se construyó. El estilo y traza del monumento concuerda con la fecha de las inscripciones publicadas por Jerónimo del Hoyo.
Sin embargo la existencia del monasterio es anterior. En mayo del año 1124 se lo donó el joven rey Alfonso VII, a Munio Pérez Tacón cuando ambos fueron armados caballeros en la catedral de Compostela.
En la donación se menciona el Monasterio de San Jorge de Aguas Santas o Codeseda según la referencia que trae López Ferreiro en el tomo IV de su Historia de la Iglesia de Santiago.
En la Bula del Papa Anastasio IV 8 de abril de 1154, en la que confirma los privilegios y posesiones de la iglesia compostelana, después de los monasterios ya existentes en Sobrado y Acibeiro se menciona el de Codeseda, Coteseta, siguiendo los de Mezonzo, Cines, Monfero, Bergondo, Nogueira y así hasta un total de treinta y ocho, que se dan como fundados en la diócesis de Santiago en los primeros años de le segunda mitad del siglo XII.
Por tanto la fundación del monasterio es anterior al año 1164, que figuraba en las inscripciones arriba mencionadas.
En abril de 1410, el Cabildo compostelano, en vista de la Precaria situación del monasterio, en el que tan solo residían la abadesa doña Teresa Arias y la monja Inés Rodríguez, acordó anexionar a la Mesa Capitular los bienes y rentas del monasterio, para distribuir las rentas entre los beneficiarios que asistiesen al rezo de maitines, reservando de ellas la parte correspondiente, para que las monjas que quedaban pudiesen seguir viviendo en el monasterio. La anexión fue confirmada por el antipapa Benedicto XIII en de julio de 1410.
Con esto el señorío que tenía el monasterio en Codeseda y en las feligresías de Liripio y Sabucedo pasó con todos sus bienes al Cabildo de Santiago, que estableció en Codeseda una tenencia, base de la Jurisdicción de Codeseda que comprendía las parroquias de Codeseda, Liripio y Sabucedo, y en la cual el tenenciero designado por el Cabildo era el que desempeñaba los actos jurisdiccionales, anejos al señoría temporal, dentro de los términos de la jurisdicción.
Como recuerdo del monasterio la maravillosa iglesia románica, reedificada en su nave, pero completa en la cabecera, donde destaca su hermoso ábside pentagonal unido a la nave mediante un cuerpo rectangular limitado por el arco triunfal y otro arco paralelo que marca el arranque de la porción semicircular.
La directriz de los arcos es semicircular peraltada, pero algo deprimido en el centro, estructura que nos recuerda los arcos del ábside de San Andrés de Cesar y los de las iglesias de Mosteiro de Meis. Se apoyan sobre columnas adosadas con capiteles bellamente ornamentados unidos por orla imposta que se extiende entre los ábacos y señala el apoyo de las bóvedas que cubren el presbiterio y la porción semicircular del ábside. Bóveda de medio cañón en el tramo recto de la capilla mayor y de sección poligonal en la cabecera del ábside, sobre nervios apoyados en columnas acodilladas en los ángulos.
Como elemento decorativo la arcatura semicircular que hay adosada a los muros del presbiterio y a los tramos del ábside, ofreciendo una particularidad poco frecuente en las iglesias románicas de una sola nave, y que nos recuerda los arcos similares que hay en los ábsides laterales de las iglesias de Acibeiro y de Santa María de Sar.
Quiero destacar esta relación porque no descarto una posible influencia de escuela entre la traza del ábside central de la iglesia de Acibeiro y el ábside de Codeseda, ambas en comarcas limítrofes y reflejos del románico compostelano que encontramos en Santa María de Sar. En las tres los ábsides son poligonales y con ventanas en los cinco tramos, aparte de la traza de los arcos peraltados, característicos del románico compostelano que hay en las iglesias mencionadas, y de los motivos ornamentales que observamos en las ventanas y en los arcos, en los que abundan las rosetas, las cruces, los círculos con entrelazos y otros relieves que se repiten tanto en la iglesia de Acibeiro corno en la de Codeseda.
Exteriormente el ábside está dividido en cinco tramos por semicolumnas adosadas a los vértices de los ángulos, unidos a una porción recta limitada por contrafuertes. En los tramos, cinco ventanas de Acibeiro, sobre un par de pequeñas columnas acodilladas, destacando los motivos ornamentales que hay esculpidos en los tímpanos y que nos hacen pensar en los tímpanos esculpidos de la iglesia también de un monasterio de monjas de San Pedro de Dozón. Cruces, rosetas, y círculos de entrelazos, frecuentes en la simbología ornamental románica.
Nada sabemos de cómo sería la tachada y demás elementos románicos de la nave que desaparecieron en las reparaciones y reconstrucciones que se fueron haciendo en la Iglesia. Cerca de la iglesia, las edificaciones que se levantaron sobre lo que fue el pequeño monasterio, convertido después en residencia del encargado de la Tenencia del Cabildo y ahora en dependencias de la rectoral. Pero como eco lejano de una fundación monacal muy antigua queda el ábside, tenido como una de los más hermosos y completos dentro de su característica estructura, que acusa la novedad de las porciones de la bóveda del ábside sobre nervios, reflejo de la innovación que impondría el estilo gótico, y las arcaturas interiores dentro de los tramos en que están divididos los muros del presbiterio y del ábside. A esto cabe añadir, entre las piezas arquitectónicas antiguas, los restos que allí se conservan de un baldaquino de piedra, en el que entre otros motivos tiene esculpido el misterio de la Adoración de los Reyes Magos.
Al margen de estos valores artísticos, queda la tradicional Rapa das Bestas que todos los años se celebra en la parroquia de San Lorenzo de Sabucedo, dependiente, hasta la supresión de la jurisdicción del Señorío del Monasterio de Codeseda y por éste del de la Tenencia que el Cabildo compostelano estableció con los bienes que pertenecieran al monasterio de monjas benedictinas. De aquí la parte que la Iglesia de Sabucedo tiene en el ganado que en libertad se cría en los montes de la parroquia.
Como lejana evocación de los derechos del Monasterio de Codeseda, en la comarca de su antiguo señorío, quedan los derechos de presentación que del Monasterio pasaron al Cabildo en las parroquias de Codeseda, Liripio, Sabucedo y Santa María de Tomonde.