Silverio regresó a la que fue la casa de sus abuelos en As Quintas. Y allí estaba todo: la casa, las tierras y las herramientas. “Daba pie a montar algo de un modo natural y jugando un poco con los viejos ritmos de producción”, explica. Es así como quiere criar a sus capones, con mimo, sin prisa pero sin pausa, de modo sostenible y totalmente ecológico que termine convirtiéndolos en suculencia gastronómica, un producto de alta calidad apreciado en las mejores cocinas, un campo que también ha cultivado.

Silveiro Otero sintió esa llamada de la tierra que escuchan, despiertos o profundamente dormidos, quienes han cogido la maleta para irse muy lejos. Él la oyó después de una década en Holanda, como maestro entre fogones. Quería volver y lo hizo, empujado por su empeño en apostar por un nuevo modo de vida con reminiscencias de esos últimos años de aldea en los que casi no existía televisión o en los que la luz obligaba a sacar las velas de cuando en vez. En la parroquia estradense de Codeseda, encontró todo a su disposición para tomar las riendas de un nuevo futuro, uno en el que este emprendedor ansía crear un nuevo y exquisito producto estradense: el Capón das Quintas, un proyecto que incuba al abrigo del programa RR dTerritorio, una iniciativa impulsada por la Fundación Roberto Rivas.
Libres
El proyecto Capón das Quintas se centra, pues, en un ambiente rural y ecológico, contando con un amplio espacio destinado única y exclusivamente a la cría de capones en semilibertad. Según se explica, se trata de obtener crías de gallina de Mos –variedad autóctona de Galicia– para posteriormente caparlos y criarlos de una manera muy determinada, hasta obtener un producto premium. La iniciativa incluye también el proceso de comercialización de las piezas, orientándolo tanto al mercado local como al internacional, al tratarse de un producto muy valorado.
Este emprendedor detalló ayer que se están preparando las estructuras destinadas a los animales, si bien no pudo resistirse a hacer ya una primera prueba con una decena de ejemplares. Cuando comience la temporada, su intención es reunir alrededor de cien cabezas, de manera que estarían disponibles para una época tan señalada como la Navidad. La intención de Silverio Otero es dar pasos firmes y certeros en un proyecto que, espera, “llega para quedarse”. ”Si las cosas nos fueran bien, intentaríamos tener trabajadores con nosotros”, indica. Después de esta primera tandada de unas cien aves, su intención es “ir afinando los pasos dados y aumentar la producción”.
Reconoce este chef que en las cocinas este tipo de animales suelen ser muy estacionales, muy característicos de unas fechas concetas. Sin embargo, subraya que el capón tiene “una calidade excelente” y que resultaría muy ventajoso tener este producto exclusivo disponible durante todo el año.
En 75 días
Los animales llegarían a As Quintas con un peso aproximado de un kilo. Lo harían después de la castración y pasarían un tiempo de recuperación en una zona con las necesarias condiciones de higiene, antes de pasar a una pradería en la que poder comer y pasear durante todo el día a sus anchas. Su alimentación sería complementada con maíz, patata y cereales como el trigo, buscando “un producto con los antiguos ritmos”. Calculó Otero que a los 75 días los capones estarían listos para vender.
En el nacimiento de este nuevo producto estradense, Silveiro Otero encontró los primeros granos –de maíz, mejor que de arena– en el programa RR dTerritorio. Se trata de una iniciativa de formación e incubación para promover el emprendimiento social innovador en los territorios de Galicia. Las primeras experiencias corrían ayer libres y con un brillante plumaje por As Quintas. Pronto serán muchos más y permitirán a Silveiro emprender el vuelo, aupado por la emocionante aventura de saberse creador de un nuevo producto que iguale A Estrada a calidad.
Seguir su desarrollo a través de la web
A la hora de pensar en la comercialización de los Capóns das Quintas, Silveiro Otero señala que, aunque se trata de un producto muy apreciado por la hostelería, también podría venderse a particulares, pensando en habilitar un servicio online. Apostará por los contactos en el sector de la hostelería que tiene en Holanda para abrir mercado internacional para este nuevo producto con etiqueta de A Estrada.
“En Galicia hubo una tradición fuerte de cría en monasterios, pazos y en casas con situación económica desahogada”, rememoró este emprendedor. Su idea pasa por recuperar esa exclusividad y hacerla accesible, pero “sin perder el sabor de los viejos tiempos, de un producto casi artesano”. De ahí la intención de Otero de no reunir un número muy elevado de capones en esta finca de Codeseda, ya que desea hacer un seguimiento individualizado de cada animal. En este sentido, se plantea habilitar un servicio de cámaras web para que los clientes puedan comprar y seguir a su capón, debidamente anillado y referenciado.
Noticia de Faro de Vigo