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Muerte sentida.- El día 25 de febrero último, dejó de existir en esta parroquia el virtuoso anciano D. Andrés Souto Carbón, cura parroco de Codeseda.
Había nacido este celosísimo párroco en la parroquia de Callobre, cursó la carrera en Santiago, terminando sus brillantes estudios con el grado de Licenciado en Teología y Filosofía, graduación poco frecuente en aquellos tiempos. Después de servir otros curatos, por sus grandes méritos es nombrado párroco de Codeseda en el año 1.905.
La muerte de este venerable anciano ha sido muy sentida por todos los de la parroquia, porque durante los 28 años de convivencia e íntima comunicación con sus feligreses, su vida fue un modelo de virtud, consagrada enteramente al estudio y los intereses de su ministerio, huyendo de lo que pudiera mezclarse en asuntos ajenos a su sagrada misión, por todo lo cual no pudo menos de obtener el respeto y la simpatía general.
Su reconocida competencia, su rectitud e inflexibilidad justiciera, hacían de él un superior y un modelo hasta para sus mismos compañeros; su humildad y pobreza en una parroquia extensa y rica, el desinterés económico y sus arraigadas creencias, propagadas con viva fe y entusiasmo y aplicadas puntualmente él los actos de su vida, bien merecen se le considere el sacerdote ejemplar. Vestía tan pobremente que muchos reconocen que la capita que a diario cubría sus hombros, era la que hace 28 años trajo para Codeseda; no cobraba sus honorarios a los pobres y era desinteresado para todo el mundo, por eso casi se desconoce en la parroquia lo que significa la palabra oblata.
En cambio, era esmerado y celosísimo con todo lo que significase embellecimiento y ornato de su templo, como lo atestiguan las variadas y hermosas vestiduras de gala que conservaba, varías y hermosas imágenes, adquiridas por él, que rivalizan con las de una catedral, el artístico y pulcro altar mayor también costeado por él, el expresivo armoniun, una bella lámpara traída recientemente de Alemania, etc., etc.
En estos tiempos que se dicen por algunos de sectarismo, él nunca se quejó de nada, ni se mostró contrario al régimen, ejemplo digno de imitarse por sus compañeros que por meterse en política, se ven combatidos por sus propios feligreses… con menosprecio de la religión que predican.
En Codeseda, por el contrario, todos, de cualquier matiz que sean, rindiendo un testimonio de gratitud al modelo de sacerdotes, se disponen a celebrar, por suscripción pública, un acto fúnebre, único recuerdo que hubiera aceptado en vida el que murió pobre y huía de las pompas…
Haciéndome, pues, eco de la condolencia general por tan sensible pérdida, vayan estas líneas en su grato recuerdo y testimonien el más ‘sentido pésame a toda su familia.-. M. G.