Si Galicia, como dice un escritor, es uno de los países más privilegiados del mundo por sus abundantes manantiales, cuyas salutíferas aguas brotan en todas partes, no es, por cierto, La Estrada de las comarcas gallegas menos favorecidas en este sentido, ya que en nuestro municipio tenemos varios manantiales que, si bien hoy se hallan completamente abandonados por la apatía de gobernantes, propietarios y vecinos en general, en otros tiempos, según cuentan la tradición y las crónicas, han gozado de una fama extraordinaria y concurrían a ellos todos los años, a hacer uso de sus aguas minero-medicinales, un crecido número de enfermos.
Las principales fuentes de esta clase de aguas que existen en nuestro término municipal, son las siguientes:
Valiñas (Callobre), en la margen del rio Liñares (…)
Loimil y Tabeirós (éste en el lugar de Sandán), con aguas ferruginosas carbonatadas (…)
Codeseda, lugar de Barro, con aguas sulforosas frías, las cuales se usan para combatir la atonía, gastralgias, dispepsias, etc. Como esta hay diez y ocho fuentes más distribuidas en las cuatro provincias gallegas.
De los manantiales de nuestra comarca que dejamos reseñados, y cuyas aguas, según se cuenta, son todas ellas de un grandioso poder curativo, los de Codeseda y Sandán son ignorados hasta de los mismos vecinos, y los de Valiñas, Vilacristi y Loimil aun son frecuentados en la actualidad, pero muy escasamente y por alguna que otra persona que carece de los indispensables recursos para irse a otros lados, sino hacer uso de mejores aguas, si al menos a pasarse algunos días de descanso, tanto o más necesarios que aquellas en la generalidad de los casos.
Nosotros, como estradenses, nos creemos en el deber de divulgar las posibles virtudes curativas de nuestras aguas medicinales, no sólo para que los naturales de esta comarca sepan que la mayoría de las veces no necesitan salir de aquí para curar sus dolencias, con la ventaja de poder gastarse en dietas o en un buen pasar lo que ahorren en viajes y posadas, sino también para atraer a estos parajes al mayor número
de forasteros que a la par que a reponerse de su salud y a gozar de nuestra insuperable campiña, vendrían, como es natural, a dejar sus pesetas, que sería en definitiva lo que nosotros saldríamos ganando.
Y esto puede conseguirse con la propaganda, mucha propaganda, por parte de estos estradenses, especialmente por los Sres. médicos del término municipal, que son acaso los que más pueden hacer en este sentido alabando y recomendando el uso de nuestras aguas, y el Ayuntamiento por su parte, haciendo las reparaciones necesarias en los manantiales y costeando algunos anuncios durante la época de verano, en los periódicos más importantes.
Esto, si no apareciese por ahí alguna persona o personas de espíritu emprendedor que por su cuenta se comprometiera a explotarlos y a dotarlos de todo lo necesario en armonía con las exigencias modernas, lo cual sería lo mejor que podría hacerse en este sentido, sabiamente encauzada, habría de ser en extremo lucrativa para los que la acometiesen.