Joao, María y Luís, los peregrinos que salieron el sábado 13 de mayo de Braga, han llegado el miércoles 17 a Santiago de Compostela. Sus piés han recorrido más de 250 kms. por la Geira Romana y la principal ruta de los Arrieiros, tal y como lo hicieron sus antepasados muchos siglos antes.

Camino Geira romana – Miñoto – Arrieiros do Ribeiro
En la provincia de Ourense pasaron por Portela do Homen, Cortegada, Arnoia, Ribadavia, Beade, Distriz y Feás y Beariz.
Desde Beariz se encargó de darles apoyo la asociación Codeseda Viva y pasaron por Soutelo de Montes, Vilapouca, Cachafeiro, Ponte Gomail, abandonando el concello de Forcarei en el lugar de A Mámoa.
Bajando desde A Mámoa, debido al mal estado en el que se encuentra, no pudieron bajar por el antiguo camino real de Vilaboa, por lo que llegaron hasta A Portela ya por la carretera. Tras pasar por a Cruz de A Grela, llegaron a Codeseda, donde pusieron final a su etapa diaria.
El martes partieron de Codeseda hacia Santiago de Tabeirós, única parroquia de A Estrada que tiene como patrón al Apóstol. Sandán, lugar conocido por su fuente de aguas medicinales, fueron otro de sus lugares de paso antes de entrar en A Estrada.
Tras ser recibidos en A Estrada por Xesús Palmou y José López, Presidente de la Academia Xacobea y Alcalde de A Estrada respectivamente bajaron hacia Figueroa por O Cruceiro.
Toedo, O Rollo, Souto de Vea, Vilacriste y Couso fueron parte de su camino antes de llegar a Pontevea, otro lugar conocido por sus aguas medicinales.
Ese día, tras pasar por Rarís, durmieron en A Ramallosa, saliendo al día siguiente por Montouto hacia Santiago de Compostela.
En total, entre la propia ruta y los desvíos para comer y dormir, recorrieron más de 280 kms. por la Geira Romana, que unía Braga y Astorga hace veinte siglos, y por los caminos de los arrieiros que llevaban el vino a Compostela en la Edad Media.
A su llegada a Compostela acudieron a la catedral a abrazar al Apóstol y a visitar su sepulcro, para luego dirigirse a la oficina de los peregrinos.
Al no ser un Camino de Santiago reconocido oficialmente y, a pesar de llevar su credencial debidamente sellada en sus lugares de paso, no pudieron obtener su Compostela; pero según sus palabras, la experiencia le aportó mucho más que lo escrito en un papel.

Credencial sellada