Los agricultores ya no pueden asumir las pérdidas ocasionadas por el jabalí en sus fincas de maíz, según explicó ayer Merucha Pego, vecina del lugar de Fontenlo. El jabalí le ha arrasado dos fincas de maíz y en un prado de regadío, lo que repercute muy negativamente en su economía al destrozar parte del alimento para sus vacas.
Otros vecinos también han sufrido grandes daños en sus cultivos, como Josefa Lorenzo Sieiro, que ya perdió a estas alturas de septiembre casi toda su cosecha de maíz, que supera los 4.500 metros cuadrados de extensión. Hasta tal punto llega su problema con los ataques del jabalí que se plantea dejar de sembrar maíz en años venideros.