El brasileño Gustavo Coelho de Souza se convierte en el caminante a Compostela número de 806 que llega a Codeseda por el Camiño da Geira, tras encadenar en ruta la adversidad de sucesivos temporales.
Gustavo Coelho de Souza se convirtió en la tarde de ayer en el peregrino número 806 que pasó este año por la parroquia estradense de Codeseda siguiendo el Camiño da Geira e dos Arrieiros. Natural de San Paulo (Brasil), se ganó a pulso la Compostela. De hecho, en la suya debería figurar un apéndice que lo reconozca como “peregrino contra viento y marea”. Y es que, siguiendo esta ruta jacobea que parte de Braga, este caminante brasileño se enfrentó hace ocho días, no solo a una senda famosa por su nivel de exigencia, sino también a una sucesión de temporales que le hicieron el Camino de todo menos fácil. Aun con todo, Gustavo se mostraba ayer como un caminante a Santiago completamente feliz y dichoso de haber tenido la oportunidad de ir completando etapas de una aventura que le llevará hoy hasta la catedral para abrazar al Apóstol.
“Este es, con certeza, el más bello”, asegura Gustavo Coelho. Y es que el de A Geira no es, ni mucho menos, el primer Camino de este peregrino. Antes de descubrir su belleza, completó el Primitivo, la Vía da Prata, el Sanabrés, el Portugués Central y el Camino Francés. “Por momentos es muy duro, pero es increíble. Es el mejor camino de los que hice y se ve cómo debió de ser el Camino en origen: con distancias mayores entre pueblos y más vacío, con menos gente”, compartió en la tarde de ayer, ya seco y a cubierto en la parroquia de Codeseda.
Para llgear aquí saliendo de Braga, Gustavo tuvo tuvo ocho días intensos, con jornadas de unos 30 km diarios bajo el aguacero y contra rachas de viento que superaron los 90 kilómetros por hora. El temporal le impidió en algunas de estas etapas seguir la ruta habitual, teniendo que tomar desvíos sencillamente porque el agua de algunos ríos cubría por completo los puentes por los que tenía que cruzar. “Algún día fue muy duro pero me lo tomé con calma. Algunas etapas de 20 kilómetros se convirtieron en 30. Yo voy disfrutando el paisaje y sacando fotos. Al fin y al cabo, no estoy en una maratón”, señaló.
Gustavo está haciendo el Camiño da Geira en solitario. “Esta vez vengo solo, con Santiago que me acompaña en el Camino”, explica. Pero no se ha sentido en soledad. De hecho, otro de los atractivos que encontró a su paso, y pese a toda la adversidad, fue la amabilidad de la gente. “Todos me querían ayudar”, aplaude este peregrino. “A veces escuchaba: ¿quieres un café? Y apenas conseguía vislumbrar de dónde venía la voz”, ríe. “Otro señor me ofreció ayuda para cruzar un río”, recuerda emocionado.
“La peregrinación es como la vida: a veces hay contratiempos y cosas que no se esperan. Hay que luchar, tomar desvíos…”, compara Coelho de Souza cuando relata su experiencia bajo el temporal en la senda jacobea. Esta mañana encamina sus pasos hacia Pontevea y, ya en provincia coruñesa, avanzará hacia la Ciudad del Apóstol. Todo apunta a que seguirá haciéndolo bajo la lluvia, pero también parece que continuará dando pasos feliz hasta llegar al Obradoiro henchido de dicha.
Texto de una noticia de Ana Cela publicada en Faro de Vigo