Sube la temperatura y bajan los niveles del depósito. Cada año sucede lo mismo en Codeseda. El problema de esta traída municipal de agua es histórico. Hace al menos 18 años que el verano en este enclave del rural estradense es sinónimo de problemas de abastecimiento. Sin embargo, en todos estos años al consejo de un uso responsable del agua se sumaron avisos de inspecciones de consumo por parte del Concello, el recurso al abastecimiento externo y anuncios de búsqueda de soluciones para intentar remediar la falta de agua. Codeseda sigue pasando el verano en el dique seco.
Aun así, las incomodidades, los quebraderos de cabeza y las evidentes repercusiones económicas de esta solución meramente temporal, que ha permitido durante estos años salir del paso de una traída de agua cada estío contra las cuerdas, están ahí. Y se hacen patentes cada vez que surge la famosa fotografía de los camiones rellenando el depósito.
Se dice que este es un problema histórico y las hemerotecas lo confirman. La falta de agua en Codeseda durante los meses de verano ha sido caballo de batalla de los sucesivos gobiernos locales. Se buscaron soluciones, se tomó alguna medida pero, en la práctica, nada ha cambiado. La cuestión que aflora sigue siendo la misma: por qué. Hasta ahora nadie parece estar dispuesto a dar una repuesta.
Un repaso a la hemeroteca permite afirmar que los problemas de agua de Codeseda se producen al menos desde hace 18 años. Ya en el verano de 2000 las quejas de los vecinos se daban por frecuentes, cuestión que denota que la escasez estival del suministro se remonta bastante más atrás en el tiempo.
Según los datos aportados a FARO DE VIGO en agosto del año 2000, el proyecto de la traída de agua a la parroquia de Codeseda fue aprobado en el año 1985. Incluía la explotación de tres manantiales, dos ubicados en una de las estribaciones de A Baiuca y Currelos y el tercero localizado cerca de A Grela. Según se indicó entonces, el proyecto recogía que la producción total de estos tres fontanales alcanzaría 1,65 litros por segundo. No obstante, los técnicos reconocían ya que las previsiones iniciales nos se correspondían con la realidad, ya que -apuntaron- uno de los manantiales apenas suministraba agua durante la época estival. De ahí que desde hace muchos años lleve planteándose la necesidad de explotar otras fuentes para abastecer esta traída.
Dieciocho años atrás, el abastecimiento al depósito ya se realizaba con cisternas, de manera que la imagen que ahora protagonizan los camiones de Emerxencias tiene un precedente con vehículos de una capacidad mucho más limitada, ya que la aportación de antaño se cifraba en 5.000 litros por cada viaje, mientras que las motobombas actuales pueden llevar hasta 15.000 cada vez que se trasladan a Codeseda.
Si la capacidad de este suministro externo ha crecido, también lo ha hecho el número de usuarios. En 2000 desde el Concello se hablaba de 66 usuarios del servicio, mientras que a día de hoy se calculan que serán 250. No obstante, es cierto que, sin ayuda externa, la capacidad del depósito sigue siendo la misma, aunque el número de altas haya experimentado un crecimiento muy significativo en los últimos años. Aun así, también es verdad que estos problemas de abastecimiento se concentran en las épocas más secas del año, por lo que todo haría pensar en que los manantiales no tienen suficiente capacidad para nutrir la traída.
Aun así, si ahora se insiste en solicitar a los vecinos que realicen un consumo responsable del agua, en su día desde el Concello se llegó a investigar el «consumo excesivo» de este bien. Fuentes municipales aportaron incluso el dato de que «66 usuarios del servicio superan los 30.000 litros diarios de agua», apuntando también que la relación de abonados y los datos de consumo de agua arrojaban una falta de concordancia. Después de que la administración local analizase la situación en el verano de 2000, se manifestó que el consumo de agua facturado revelaba una media de 18.000 litros diarios, si bien el suministro utilizado llegó en algunas jornadas a los 40.000. El ayuntamiento barajó entonces dos posibilidades: rotura o fraude.
Pozos
La llegada del otoño y las lluvias del invierno parecen dejar los problemas de abastecimiento de agua de Codeseda como algo veraniego, tan típico de la estación como la moda de baño. Sin embargo, durante todos estos años el problema volvió a florecer con la llegada del calor. Las páginas de los periódicos recogen el suministro externo, los anuncios de inspección del consumo por parte del Concello y las garantías de búsqueda de soluciones. Una de ellas llegó en 2005, con la construcción de dos pozos de barrena, con un presupuesto de 30.000 euros. Sin embargo, en el verano de 2006 se comprobó -o al menos así se dijo desde el Concello- que la solución no resultó excesivamente efectiva para combatir la falta de agua.
La situación de Codeseda, en una zona elevada del territorio estradense, imposibilitó en su día el abastecimiento de agua desde la traída del río Liñares e hizo que tampoco se contemplase entre los entornos beneficiados por la del Umia. Una y otra vez se unió a la petición de un consumo responsable la necesidad de buscar nuevos manantiales. Veranos como los de 2013 llegaron a recrudecer la falta de agua en esta parroquia, obligado a surtir el depósito cada día con 60.000 litros. Llegó a amanecer con 15 centímetros de agua. En 2015 los problemas se adelantaron, comenzando ya en junio una falta de agua que no acostumbraba a requerir ayuda externa hasta agosto o, en años de sequía, mediados de julio. Ese ejercicio el abastecimiento con camiones llegó prácticamente hasta octubre.
En cambio, en 2017 y contra todo pronóstico, la traída de agua de esta parroquia resistió el verano y el primer corte del suministro no llegó hasta noviembre.
Con independencia del cuándo, el por qué sigue sembrando la incógnita. Mientras desde el Concello se anuncia la búsqueda de soluciones a un conflicto histórico, el remedio sigue sin llegar y Codeseda continúa pasando el verano en el dique seco.
Texto de una noticia de Ana Cela publicada en Faro de Vigo el 26/07/2018