Ir en chanclas y pantalón corto al supermercado y encontrar los turrones en el lineal se ha convertido en tendencia. ¿Saben eso que predican algunas películas de Hollywood de que la Navidad está por todas partes? Pues ahora quizás deberían revisar su mensaje y decir que la Navidad llega cada vez antes. Habrá un alto en el camino para tallar las calabazas de Samaín, pero estos meses serán una carrera de fondo hacia unas fiestas que –crucemos los dedos– este año deberían ser un poco mejores que las anteriores. Y como se espera que podamos ser más en torno a la mesa, la cantidad y calidad de comida volverá a ser la que era: una de esas exageraciones tan nuestras, que nos aconsejan aligerar la cena con sal de frutas pero que, cuando se nos pasa el empacho, deseamos repetir.
Y para quienes no quieran arrepentirse, en la parroquia estradense de Codeseda tienen este año un manjar de esos que se cocinan a fuego lento y que saben a Navidad. De las de antes; de las de siempre. El Capón das Quintas ha estado creciendo durante estos meses para ofrecer, en el mercado local e internacional, un producto premium. Se trata de capones que viven en semilibertad, que son criados con mimo y sin prisas, de un modo sostenible y ecológico, hasta convertirlos en una delicatessen. La idea del estradense que cría estos animales, Silverio Otero, fue jugar con los viejos ritmos de producción, tratando de conseguir un producto de alta calidad que sea apreciado en las mejores cocinas, un ámbito en el este emprendedor también ha trabajado.
“Comenzamos este camino con la ilusión y el convencimiento de ofrecer un producto excepcional. Queremos revivir la calidad de la tradición y los sabores de los tiempos pasados”, apunta Silveiro. Su proyecto está ya listo para sumar al campo estradense otro producto de calidad. Estos capones han seguido su ciclo y ya se promocionan para disfrutar de la mesa esta Navidad, rodeados de esa gente a la que tanto queremos y cuya ausencia dolió el año pasado. Es más, de los 50 capones que tiene actualmente, el 50% ya están encargados para servir en estas fiestas. Al final, ellos también se rigen por la ley de la oferta y la demanda, de manera que más hacia las fechas se adaptarán a los precios del mercado, calculando que puedan costar más que ahora.
Otero indica que, como media, estas aves –autóctonas de Galicia y capadas– pesan unos seis kilos, a veces siete. El deseo de este estradense es que funcione el boca a boca pero, sobre todo, que sea el sabor que, literalmente, dejan en boca su mejor campaña publicitaria. Su sorpresa llegó cuando se decidió a abrir una página en Facebook con el perfil Capóns das Quintas. Las reservas comenzaron a crecer y ahora se levanta cada día dispuesto a que la gente que espera por estos capones pueda ver vídeos y fotografías de cómo pasan el día, cómo viven felices y cómo se alimentan. O, lo que es lo mismo, cómo van creciendo hasta que llega el momento de recogerlos.
En este sentido, explica que comen todo lo que quieren en su caminar sin ataduras y, a mayores, reciben maíz picado y un suplemento calórico diario a base de pata cocida con maíz, dieta a la que ahora se sumarán las castañas.
Silveiro Otero anima a los interesados a reservar su capón. Aunque el plato fuerte será la Navidad, la intención de este estradense es que la gente pueda tener su capón para fechas señaladas, aconsejando hacerlo con tiempo para que el animal esté en su punto, sin apuros. Y, para aquellos a los que les genera vértigo pensar cómo van a preparar un ave de estas proporciones, Capóns das Quintas irá subiendo a su Facebook recetas que muestran cómo preparar un capón “usando el material que todos tenemos en la cocina”.